La evaluación educativa y la búsqueda de nuevas opciones para medir el aprendizaje interesan cada día más a los docentes. A diferencia de otras obras sobre el tema, este volumen subraya el hecho de que el aprendizaje y la enseñanza no pueden disociarse de las prácticas evaluativas de una institución y un sistema escolar determinados. Consciente de que el cometido de la educación no es aprobar exámenes, Ahumada se pregunta hasta qué punto lo evaluado les servirá a los estudiantes para desenvolverse en la vida. Ofrece en consecuencia opciones innovadores para hacer de la evaluación auténtica una poderosa herramienta para transformar prácticas educativas obsoletas. En efecto, la evaluación debe ir de la mano de la enseñanza, para acercar a los alumnos a situaciones educativas semejantes a las que enfrentarán en la realidad. A eso alude el término evaluación auténtica, que mide aprendizajes vinculados con la vida real; es una evaluación que busca averiguar no sólo que sabe, sino qué sabe hacer un estudiante, mediante instrumentos distintos de los tradicionales exámenes de lápiz y papel.